Con la poesía y el encantamiento de los grandes cuentos

“Performer, cuenta cuentos, actor, músico, titiritero y mago, Juan Sasiaín narra con ritmo impecable...”
por Patricia Lanatta
Crítica: Muy Bueno

En la intimidad de la Sala Osvaldo Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación, que propicia la cercanía necesaria entre narrador y espectadores, para que se produzca la magia del cuento, un juglar de estos tiempos y su partener Pipo animan las aventuras de un héroe alado.

Se presenta como el actor principal de la Compañía itinerante Magic Tales y deslumbra a la platea, mientras va sacando de un antiguo baúl muñecos, objetos e instrumentos musicales de los que se servirá para dar vida al cuento. Pipo, su partener, es un títere de boca: una gran cabeza, rasgos exagerados, pelo de lana, vestido largo y dos desarticuladas manotas son toda la construcción, suficiente para cautivar la atención del público.

Es notable el excelente juego de matices vocales -­‐diverso y dinámico-­‐ que el actor despliega, tanto en sus diálogos con Pipo, como en la animación del resto de los personajes. Existe la sensación de que es posible cerrar los ojos e imaginarlos, con sólo escuchar el abanico de voces y sonidos producidos por el intérprete. Probablemente, lo más interesante para destacar en esta puesta es la síntesis de la historia, lograda a través de una original selección de los recursos escénicos, involucrados en el plano narrativo, y al tratamiento equilibrado en cada uno de ellos.

El público es también protagonista del relato: en la escena final y a pedido del narrador, todos pueden convertirse en actores y la platea acepta, gustosa, la convención.

Un gran compromiso corporal subraya el trabajo de Sasiaín, en el que se luce como actor, ilusionista y músico –apenas comenzado el espectáculo, interpreta la flauta, como para introducir al espectador a un clima encantado; más tarde, sentado sobre el cofre del cual brota su compañía fantástica, rasguea una guitarrita desde las manotas de Pipo: un cuadro que connota sus amplias cualidades de titiritero.

Es posible reconocer las marcas de dirección de Enrique Federman (“Perras”, “Hasta que me llames”), en especial, en el modo en que el intérprete se vincula con los objetos de su narración, también, en las coreografías corporales que practica.

El unipersonal es convincente, entretenido y porta la poesía de poder seguir -­‐por espacio de algo más de 1 hora-­‐ a un héroe que está muy cerca del imaginario de los pequeños..

En contraposición con aquellas propuestas de magníficos efectos sonoros y visuales, pero que no acompañan ninguna historia, magic tales propone a los chicos ser los protagonistas de un clásico de la literatura infantil. Y lo logra.